La librería Balmes celebra 150 años de vida

Es el establecimiento más antiguo de Galicia en su género y la crisis complicó la posibilidad de celebrar con los lectores el aniversario
Traslado al actual local de la calle Progreso. EP
photo_camera Traslado al actual local de la calle Progreso. EP

La Librería Balmes acumula ya tanta historia que se han perdido incluso muchas referencias de sus inicios. Se sabe, eso sí, que abrió sus puertas en 1870, pero no consta qué día se inauguró ni hay memoria de quien fue su primer propietario, el pionero que puso en pie un proyecto que 150 años después es aún un referente de la vida cultural de la ciudad.

El aniversario se ha visto empañado por la crisis del coronavirus, el acontecimiento histórico que más ha afectado a la vida de la librería, ahora cerrada hasta que se levante el confinamiento, reconoce Vicente Montes, propietario ahora junto a José Rábade. Tenían previsto celebrar algún acto conmemorativo y ahora todo ha quedado en suspenso.

Con tantos años a las espaldas, la Balmes es hoy la librería más antigua no solo de Lugo, sino de Galicia, detalla Montes. En su día no fue la primera de Lugo, porque cuando abrió ya funcionaba Alonso, en la Praza do Campo, pero esta cerró sus puertas hace ya muchos años, cediendo a Balmes el hito de la veteranía.

La Balmes ha perdurado en el tiempo a base de cambios en la titularidad, aunque cada propietario ha tirado durante largos años del proyecto. Así, el fundador vendió el negocio a Álvaro González Castrodá, que trabajaba en el Banco de Bilbao y llevó la dirección del negocio durante muchos años con su mujer. De esa pareja, el negocio pasó a unas sobrinas, Concepción y María Díaz Corral y Elisa Franco, que estuvieron al frente durante largo tiempo y que, al retirarse, transfirieron el negocio a dos de sus empleados, Vicente Montes y José Rábade, ahora al frente.

Vicente Montes llegó a la Balmes en 1982 y hoy dice que "es un orgullo mantener un proyecto durante tanto tiempo y en un mundo donde todo es tan efímero. No será siempre fácil, pero hay recompensas y la mejor es la fidelidad del cliente", dice el librero, que cuenta las horas para reabrir.

Montes cuenta que tienen clientes cuyos abuelos ya compraban los libros en Balmes. "Hay familias que han venido aquí durante generaciones y hay gente de 90 años que te cuenta que de niño ya venía aquí", dice. No es extraño, así, que diga que "hay clientes que son parte de la librería, porque la relación va mucho más allá de la de un simple cliente".

Lo mismo que cambió varias veces de manos, la Balmes también se vio empujada hace unos años a cambiar de localización. Estuvo siempre en la esquina de San Pedro con Campo Castelo y en los años 70 del siglo pasado se amplió a un local anexo. La decisión del Concello de expropiar ese local para rehabilitar la casa y crear lo que hoy es el centro de nuevas tecnologías del Ayuntamiento puso en apuros a la librería. "Fue un episodio traumático, pero conseguimos volver a enraizar, aunque no fue fácil, en la calle Progreso", cuenta Montes.

Hoy la librería tiene nuevos aires y un local que puede acoger actos como la presentación de libros y, además, es la sede de un club de lectura "muy dinámico y con bastante participación", dice con orgullo Vicente Montes.

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