La pandemia castiga a los jóvenes y dispara los 'ninis' en España

Acción contra el Hambre advierte de que los jóvenes se enfrentan a un futuro laboral incierto 
Varios jóvenes en una plaza de Barcelona. EP
photo_camera Varios jóvenes en una plaza de Barcelona. EP

La crisis sanitaria tiene unos evidentes efectos negativos para los jóvenes españoles. El número de menores de 30 años que ni estudian ni trabajan, los llamados ninis, ha experimentado un alza, especialmente en abril. Ese mes, en pleno confinamiento, aumentaba un 20,7% respecto al mismo periodo de 2019 y en julio volvía a subir un 17%, según datos del programa de Garantía Juvenil difundidos por Acción contra el Hambre con motivo del Día Internacional de la Juventud. 

La responsable de los programas de empleabilidad de la organización, Ana Alarcón, ha explicado en una rueda de prensa que los jóvenes se enfrentan a un futuro laboral incierto por el coronavirus: empleos precarios, salarios bajos, menos horas de trabajo, más expedientes temporales y despidos definitivos. "Algunos de los que se encuentren ahora en desempleo pueden convertirse en parados de larga duración. La precarización laboral se ha convertido en un asunto estructural de nuestro sistema de trabajo", advierte. 

La situación es aún más dura, según la entidad, entre los jóvenes de 25 a 35 años porque se enfrentan a una nueva crisis después de la de 2008. Los últimos datos de Garantía Juvenil muestra que ha crecido un 17% el número de inscripciones respecto al 2019. "Su futuro laboral y sus proyectos de vida, crear una familia o comprarse una casa, vuelven a estancarse con la crisis del coronavirus", asegura la experta. 

Estos datos tampoco mejoran entre menores de 25 años. En el segundo trimestre de 2020 la tasa de paro llegó casi al 40%, mientras que en el primer trimestre se situó en el 33% según la Encuesta de Población Activa (Epa). "Esta subida de 7 puntos refleja la incertidumbre existente en el mercado laboral a la hora de apostar por el talento joven y la carencia de oportunidades a la que se enfrentan", ha expresado Alarcón. 

Las personas de entre 25 y 35 años se enfrentan a la que es ya su segunda crisis económica

En este sentido, la experta en empleo ha añadido que "en los programas de emprendimiento juvenil de Acción contra el Hambre se observan las innovadoras ideas e iniciativas que proponen los jóvenes y esto hace pensar que se pierde mucho talento e innovación en las empresas españolas al no proporcionar más opciones laborales". 

En este contexto, la situación de las mujeres jóvenes es aún peor. "Ellas sufren mayor precariedad y pobreza laboral, lo cual las sitúa en un peor lugar para afrontar un nuevo periodo de crisis. Además, algunos de los sectores más afectados, como el comercio, educación, moda, turismo y hostelería, están altamente feminizados". 

Otra de las consecuencias de la pandemia es el interés de los jóvenes por emprender su propio negocio. En opinión de Ana Alarcón, "esto nos da una idea de cómo se disminuyen las expectativas de empleo por cuenta ajena en un mercado laboral mermado por la crisis y abre interés por las posibilidades de emprender por cuenta propia y buscar opciones locales". 

A su juicio, los datos no significan, no obstante, que vaya a crecer el emprendimiento juvenil de una forma notable. "Emprender es un camino largo y puede ser que las circunstancias socioeconómicas de estos jóvenes les obliguen a dejar su sueño emprendedor a un lado para cubrir sus necesidades básicas", apunta la experta. 

Experiencias | "El coronavirus ha venido a agravar una situación laboral que ya era precaria"
Lucía Cíller, una joven arquitecta de Murcia, narró en la rueda de prensa su experiencia personal, que la llevó a decantarse por el autoempleo después de luchar por dedicarse a su profesión, algo que no consiguió. "Cansada de tener un trabajo precioso con mucha responsabilidad, pero mal remunerado, cambié el rumbo y volví a Murcia para tener una vida más tranquila y allí emprender con mi propio negocio de diseño de iluminación y lámparas artesanales Luzmixtura". 

Esta joven emprendedora constata que el coronavirus "ha venido a agravar una situación laboral que ya era precaria en España para los jóvenes". Su pensamiento es quizás la clave en estos momentos: "Decidir hacia dónde ir y qué necesita la sociedad y las personas, en vez de esperar a que el trabajo perfecto llame a tu puerta, es para mí la mejor salida". 

Ida y vuelta
Otro caso es el de Roberto Mazo, un graduado en Física de 22 años, que realizaba prácticas en Reino Unido antes de la llegada del coronavirus. Al establecerse el estado de alarma en España decidió volver y buscar trabajo en Madrid. Pero no encontró nada y apostó por ser emprendedor.

"Decidí montar mi propia empresa, una app móvil, pero las dificultades que existen representan grandes obstáculos para los jóvenes. Por eso, he tenido que volver a exiliarme para trabajar", explica. 

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